domingo, 27 de mayo de 2012

Análisis de lectura para los alumnos de Historia Económica y Social de Venezuela 1er semestre (III Blog)


(Realice su análisis comparando este articulo con el anterior, obviando por supuesto la parte política) 
RAFAEL D. RAMÍREZ C. | 19/03/2012 07:33:16 a.m.
Pdvsa es del pueblo
La Nueva Pdvsa, nuestra empresa nacional de petróleo, es un poderoso instrumento que hemos fortalecido para desarrollar nuestros recursos naturales
La Nueva Pdvsa, nuestra empresa nacional de petróleo, es un poderoso instrumento que hemos fortalecido para desarrollar nuestros recursos naturales. Su existencia no sólo nos llena de orgullo patrio, sino que nos permite de eficazmente, incursionar con éxito en un negocio que es mundial, competir con transnacionales centenarias y defender en todos los espacios el interés colectivo, como una empresa propiedad 100% de la República, dirigida y operada por venezolanos.

Su génesis está en la derrota del feroz sabotaje petrolero, que contra ella y nuestro país desarrolló la alta gerencia de la vieja Pdvsa, autoproclamada "meritocrática". Los trabajadores y profesionales que se quedaron por miles, junto al pueblo y nuestras Fuerzas Armadas, supieron derrotarlo y refundar nuestra empresa. Son 94.000 trabajadores capaces y con un profundo compromiso nacional y revolucionario, quienes hoy la operan y dirigen.

Esto no siempre fue así, en los estertores de la Cuarta República, durante el desarrollo de la apertura petrolera, el papel y peso de Pdvsa iba en un franco proceso de minimización. Sus operaciones fueron privatizadas, con el eufemismo de desprenderse de "actividades no medulares". Se entregaron los taladros, la inyección de agua y gas a yacimientos, la flota de transporte, el sistema de automatización y control, es decir, el cerebro de la industria, los terminales, las operaciones acuáticas y, finalmente, los campos de producción de petróleo bajo la figura engañosa de los convenios operativos, violatoria del marco legal. Desde la perspectiva laboral, y en virtud de la política de privatización, la vieja Pdvsa disminuía progresivamente su personal propio, utilizando la figura de tercerización y la contratación de "servicios profesionales".

Se había convertido en un administrador de contratos. Ello tuvo su máxima expresión durante la apertura petrolera cuando se le dio un carácter de intermediaria del interés transnacional, como la tristemente célebre "Compañía Nacional de Petróleo" creada por Juan Vicente Gómez. Se le convirtió en un Caballo de Troya, que abogaba por los intereses de las transnacionales, desmontando nuestro marco legal y fiscal vigente y entregándoles la Faja Petrolífera del Orinoco.

Durante la apertura petrolera y dada la política de privatización de Pdvsa, ésta fue sometida a un proceso de descapitalización y desinversión, restándole capacidades operacionales y entregando los planes de expansión a las empresas extranjeras, que tenían el control operacional y accionario de las "Asociaciones Estratégicas" de la Faja. De estos negocios, se beneficiaron económicamente buena parte de los "analistas" y sectores que hoy atacan de manera cobarde a nuestra empresa nacional.

Desde 1986 se inició la "política de internacionalización", donde se transfirieron más de 14.000 millones de dólares en adquisición de activos en el exterior, justo en los años de la más profunda crisis económica en Venezuela, transferencias y adquisiciones sostenidas con base en una política de descuentos en la factura petrolera, vendiéndose el petróleo (la cesta venezolana rondaba los 10 dólares el barril), con hasta 4 dólares de descuento al sistema refinador en los EEUU. Esto sería equivalente a un descuento de 40 dólares el barril a un precio de la cesta actual de 100 dólares.

La desinversión, privatización y política de internacionalización llevó a que en 1998, según los estados financieros auditados de Pdvsa y como fue denunciado en el Informe del Comisario Mercantil de la empresa de 1999, la empresa tenía un déficit de 14.626 millones de dólares. Era una compañía en vías de liquidación.

Es claro que a las transnacionales y sus agentes y representantes comerciales en el país no les interesa que tengamos una empresa nacional propia y fortalecida, como es la Nueva Pdvsa. De allí su persistente esfuerzo desde su creación y más aún, desde la derrota del Sabotaje Petrolero, en desprestigiar y atacar sistemáticamente a nuestra empresa petrolera y a sus trabajadores.

Hoy día la Nueva Pdvsa es una de las 5 empresas petroleras más importantes del mundo. Comparemos cifras entre 1998 y 2011: Pasamos de 48.092 a 185.420 millones de dólares en activos, de 32.700 a 75.300 millones de dólares en patrimonio, de un déficit de 14.626 a un superávit de 4.950 millones de dólares, de 42.000 a 94.000 trabajadores y su base de recursos de 77.000 a 297.500 millones de barriles de petróleo de reservas probadas y certificadas.

Lo más característico es su carácter profundamente popular, atrás quedó la visión de enclave petrolero. Hoy Pdvsa es del pueblo, sus trabajadores conscientes del momento histórico que vivimos, participamos directamente de la batalla frontal que la Revolución Bolivariana da contra la pobreza y la exclusión, del esfuerzo para superar el modelo rentista petrolero y expandir las fuerzas productivas para la construcción del Socialismo.

De allí, la participación entusiasta de nuestros trabajadores en las Misiones Bolivarianas, la creación de los Distritos Sociales, el impulso al Poder Popular, la participación en la Gran Misión Vivienda Venezuela, el apoyo a los Institutos Educativos, el esfuerzo en el desarrollo nacional, nuestras Filiales no petroleras: Pdvsa Industrial, Pdvsa Gas Comunal, Pdvsa Agrícola, Pdvsa La Estancia, entre otras.

Lo anterior nos enaltece como venezolanos y como empresa del Estado. Seguiremos allí al lado del pueblo, de los más pobres, de los humildes que se sienten redimidos y reivindicados por el Comandante Chávez y su política petrolera, luego de años de despojo y exclusión.

sábado, 26 de mayo de 2012

LECTURA DE ANÁLISIS PARA LOS ALUMNOS DE CÁTEDRA BOLIVARIANA (SECCIÓN COP401N III BLOG)



1800
UNA COPIA).
Madrid, 30 de setiembre de 1800.
. SEÑOR DON PEDRO PALACIOS y SOJO
Estimado tío Pedro:
No ignora usted que poseo un mayorazgo bastante cuantioso, con la precisa condición
de que he de estar establecido en Caracas, y que a falta mía pase a mis hijos, y de no, a
la casa de Aristeiguíeta, por lo que, atendiendo yo al aumento de mis bienes para mi
familia, y por haberme apasionado de una señorita de las mas bellas circunstancias y
recomendables prendas, como es mi señora doña Teresa Toro, hija de un país ano y aún
pariente, he determinado contraer alianza con dicha señorita para evitar la falta que
puedo causar sí fallezco sin sucesión; pues haciendo tan justa liga, querrá Dios darme
algún hijo que sirva de apoyo a mis hermanos y de auxilio a mis tíos.
Esto se lo comuniqué al señor marqués de Uztaris como al único tutor que tengo aquí,
para que se lo avisase a Vd. y al señor don Manuel Mallo: A Vd. por ser el pariente más
cercano de mí, y al señor don Manuel Mallo por que es nuestro amigo y favorecedor. A
este ultimo, le escribió el marqués de Uztaris dos veces, y una de ellas le entregaron la
carta en sus propias manos; pero no se ha tenido contestación alguna, habiendo pasado
ya 30 o 31 idas. Esto mismo lo comunicó el marqués de Uztaris al señor don Bernardo
Toro por ser debido al parentesco y a la amistad, pero fué en confianza.
Informado yo de que Vd. no sabia esta novedad quiero participársela; en primer lugar,
porque nadie tiene el interés y dominio en mis cosas como Vd., y en segundo, para que
Vd. tenga la bondad de proteger esta unión dando las órdenes necesarias para pedir la
señorita a su padre, con toda la formalidad que exige el caso.
Espero su contestación con la mayor ansia; pues me interesa eso mucho, habiendo
pasado tanto tiempo sin decidirse nada, desde el aviso al señor don Manuel hasta la
fecha.
De su más afecto sobrino que lo ama de todo corazón.
SIMÓN BOLÍVAR .

martes, 1 de mayo de 2012

MANIFIESTO DE CARTAGENA


Para los alumnos de Cátedra Bolivariana de Venezuela IV semestre de Contaduría Pública nocturno (II blog) 



 Manifiesto de Cartagena

Libertar a la Nueva Granada de la suerte de Venezuela, y redimir a ésta de la que padece, son los objetos que me he propuesto en esta Memoria. Dignaos, oh mis conciudadanos, de aceptarla con indulgencia en obsequio de miras tan laudables. Yo soy, granadinos, un hijo de la infeliz Caracas, escapado prodigiosamente de en medio de sus ruinas físicas, y políticas, que siempre fiel al sistema liberal, y justo que proclamó mi patria, he venido a seguir aquí los estandartes de la independencia, que tan gloriosamente tremolan en estos estados.
Permitidme que animado de un celo patriótico me atreva a dirigirme a vosotros, para indicaros ligeramente las causas que condujeron a Venezuela a su destrucción; lisonjeándome que las terribles, y ejemplares lecciones que ha dado aquella extinguida República, persuadan a la América, a mejorar de conducta, corrigiendo los vicios de unidad, solidez y energía que se notan en sus gobiernos.
El más consecuente error que cometió Venezuela, al presentarse en el teatro político fue, sin contradicción. la fatal adopción que hizo del sistema tolerante; sistema improbado como débil e ineficaz, desde entonces, por todo el mundo sensato, y tenazmente sostenido hasta los últimos periodos, con una ceguedad sin ejemplo.
Las primeras pruebas que dio nuestro Gobierno de su insensata debilidad, las manifestó con la ciudad subalterna de Coro, que denegándose a reconocer su legitimidad, lo declaró insurgente y lo hostilizó como enemigo.
La Junta Suprema, en lugar de subyugar aquella indefensa ciudad, que estaba rendida con presentar nuestras fuerzas marítimas delante de su puerto, la dejó fortificar y tomar una actitud tan respetable, que logró subyugar después la Confederación entera, con casi igual facilidad que la que teníamos nosotros anteriormente para vencerla. Fundando la Junta su política en los principios de humanidad mal entendida que no autorizan a ningún gobierno, para hacer por la fuerza libres a los pueblos estúpidos que desconocen el valor de sus derechos.
Los códigos que consultaban nuestros magistrados no eran los que podían enseñarles la ciencia práctica del gobierno, sino los que han formado ciertos buenos visionarios que, imaginándose repúblicas aéreas, han procurado alcanzar la perfección política, presuponiendo la perfectibilidad del linaje humano. Por manera que tuvimos filósofos por jefes; filantropía por legislación, dialéctica por táctica, y sofistas por soldados. Con semejante subversión de principios y de cosas, el orden social se resintió extremadamente conmovido, y desde luego corrió el Estado a pasos agigantados a una disolución universal, que bien pronto se vio realizada.
De aquí nació la impunidad de los delitos de Estado cometidos descaradamente por los descontentos, y particularmente por nuestros natos e implacables enemigos, los españoles europeos, que maliciosamente se habían quedado en nuestro país para tenerlo incesantemente inquieto y promover cuantas conjuraciones les permitían formar nuestros jueces perdonándolos siempre, aun cuando sus atentados eran tan enormes que se dirigían contra la salud pública.
La doctrina que apoyaba esta conducta tenía su origen en las máximas filantrópicas de algunos escritores que defienden la no residencia de facultad en nadie, para privar de la vida a un hombre, aun en el caso de haber delinquido éste en el delito de lesa patria. Al abrigo de esta piadosa doctrina, a cada conspiración sucedía un perdón, y a cada perdón sucedía otra conspiración que se volvía a perdonar, porque los gobiernos liberales deben distinguirse por la clemencia. ¡Clemencia criminal que contribuyó más que nada a derribar la máquina que todavía no habíamos enteramente concluido!
De aquí vino la oposición decidida a levantar tropas veteranas, disciplinadas y capaces de presentarse en el campo de batalla, ya instruidas, a defender la libertad con suceso y gloria. Por el contrario, se establecieron innumerables cuerpos de milicias indisciplinadas, que además de agotar las cajas del erario nacional con los sueldos de la plana mayor, destruyeron la agricultura, alejando a los paisanos de sus hogares, e hicieron odioso el gobierno que obligaba a éstos a tomar las armas y a abandonar sus familias.
"Las repúblicas -decían nuestros estadistas- no han menester de hombres pagados para mantener su libertad. Todos los ciudadanos serán soldados cuando nos ataque el enemigo. Grecia, Roma, Venecia, Génova, Suiza, Holanda, y recientemente el Norte de América vencieron a su contrarios sin auxilio de tropas mercenarias, siempre prontas a sostener al despotismo y a subyugar a sus conciudadanos".
Con estos antipolíticos e inexactos raciocinios, fascinaban a los simples, pero no convencían a los prudentes, que conocían bien la inmensa diferencia que hay entre los pueblos, los tiempos, y las costumbres de aquellas repúblicas y las nuestras. Ellas, es verdad que no pagaban ejércitos permanentes; mas era porque en la antigüedad no los había y sólo confiaban la salvación y la gloria de los Estados en sus virtudes políticas, costumbres severas y carácter militar, cualidades que nosotros estamos muy distantes de poseer. Y en cuanto a las modernas que han sacudido el yugo de sus tiranos es notorio que han mantenido el competente número de veteranos que exige su seguridad; exceptuando el Norte de América, que estando en paz con todo el mundo y guarnecido por el mar, no ha tenido por conveniente sostener en estos últimos años el completo de tropas veteranas que necesita para la defensa de sus fronteras y plazas.
El resultado probó severamente a Venezuela el error de su cálculo, pues los milicianos que salieron al encuentro del enemigo, ignorando hasta el manejo del arma, y no estando habituados a la disciplina y obediencia, fueron arrollados al comenzar la última campaña, a pesar de los heroicos y extraordinarios esfuerzos que hicieron sus jefes, por llevarlos a la victoria. Lo que causó un desaliento general en soldados y oficiales; porque es una verdad militar que sólo ejércitos aguerridos son capaces de sobreponerse a los primeros infaustos sucesos de una campaña. EL soldado bisoño lo cree todo perdido, desde que es derrotado una vez; porque la experiencia no le ha probado que el valor, la habilidad y la constancia corrigen la mala fortuna.
La subdivisión de la provincia de Caracas, proyectada discutida y sancionada por el Congreso federal, despertó y fomentó una enconada rivalidad en las ciudades y lugares subalternos, contra la capital: "La cual -decían los congresantes ambiciosos de dominar en sus distritos- era la tiranía de las ciudades y la sanguijuela del Estado". De este modo se encendió el fuego de la guerra civil en Valencia, que nunca se logró apagar con la reducción de aquella ciudad; pues conservándolo encubierto, lo comunicó a las otras limítrofes a Coro y Maracaibo; y éstas entablando comunicaciones con aquéllas, facilitaron, por este medio, la entrada de los españoles que trajo la caída de Venezuela.
La disipación de las rentas públicas en objetos frívolos y perjudiciales, y particularmente en sueldos de infinidad de oficinistas, secretarios, jueces, magistrados, legisladores provinciales y federales, dio un golpe mortal a la República, porque la obligó a recurrir al peligroso expediente de establecer el papel moneda, sin otra garantía que la fuerza y las rentas imaginarias de la Confederación. Esta nueva moneda pareció a los ojos de los más, una violación manifiesta del derecho de propiedad, porque se conceptuaban despojados de objetos de intrínseco valor, en cambio de otros cuyo precio era incierto y aun ideal. El papel moneda remató el descontento de los estólidos pueblos internos, que llamaron al comandante de las tropas españolas, para que viniese a librarlos de una moneda que veían con más horror que la servidumbre.
Pero lo que debilitó más el Gobierno de Venezuela, fue la forma federal que adoptó, siguiendo las máximas exageradas de los derechos del hombre, que autorizándolo para que se rija por sí mismo rompe los pactos sociales, y constituye a las naciones en anarquía. Tal era el verdadero estado de la Confederación. Cada provincia se gobernaba independientemente; y, a ejemplo de éstas, cada ciudad pretendía iguales facultades alegando la práctica de aquéllas y la teoría de que todos los hombres, y todos los pueblos, gozan de la prerrogativa de instituir a su antojo, el gobierno que les acomode.
El sistema federal bien que sea el más perfecto y más capaz de proporcionar la felicidad humana en sociedad es, no obstante, el más opuesto a los intereses de nuestros nacientes Estados. Generalmente hablando, todavía nuestros conciudadanos no se hallan en aptitud de ejercer por sí mismos y ampliamente sus derechos; porque carecen de las virtudes políticas que caracterizan al verdadero republicano: virtudes que no se adquieren en los gobiernos absolutos, en donde se desconocen los derechos y los deberes del ciudadano.
Por otra parte ¿qué país del mundo por morigerado y republicano que sea, podrá, en medio de las facciones intestinas y de una guerra exterior, regirse por un gobierno tan complicado y débil como el federal? No, no es posible conservarlo en el tumulto de los combates y de los partidos. Es preciso que el gobierno se identifique, por decirlo así, al carácter de las circunstancias, de los tiempos y de los hombres que lo rodean. Si éstos son prósperos y serenos, él debe ser dulce y protector; pero si son calamitosos y turbulentos, él debe mostrarse terrible, y armarse de una firmeza igual a los peligros, sin atender a leyes ni constituciones, ínterin no se restablecen la felicidad y la paz.
Caracas tuvo mucho que padecer por defecto de la Confederación que lejos de socorrerla le agotó sus caudales y pertrechos; y cuando vino el peligro la abandonó a su suerte, sin auxiliarla con el menor contingente. Además le aumentó sus embarazos habiéndose empeñado una competencia entre el poder federal y el provincial, que dio lugar a que los enemigos llegasen al corazón del Estado, antes que se resolviese la cuestión de si deberían salir las tropas federales o provinciales a rechazarlos, cuando ya tenían ocupada una gran porción de la provincia. Esta fatal contestación produjo una demora que fue terrible para nuestras armas. Pues las derrotaron en San Carlos sin que les llegasen los refuerzos que esperaban para vencer.
Yo soy de sentir que mientras no centralicemos nuestros gobiernos americanos, los enemigos obtendrán las más completas ventajas; seremos indefectiblemente envueltos en los horrores de las disensiones civiles, y conquistados vilipendiosamente por ese puñado de bandidos que infestan nuestras comarcas.
Las elecciones populares hechas por los rústicos del campo, y por los intrigantes moradores de las ciudades, añaden un obstáculo más a la práctica de la Federación entre nosotros; porque los unos son tan ignorantes que hacen sus votaciones maquinalmente, y los otros tan ambiciosos que todo lo convierten en facción; por lo que jamás se vio en Venezuela una votación libre y acertada; lo que ponía el gobierno en manos de hombres ya desafectos a la causa, ya ineptos, ya inmorales. El espíritu de partido decidía en todo y, por consiguiente, nos desorganizó más de lo que las circunstancias hicieron. Nuestra división y no las armas españolas, nos tornó a la esclavitud.
EL terremoto de 26 de marzo trastornó ciertamente, tanto lo físico como lo normal; y puede llamarse propiamente la causa inmediata de la ruina de Venezuela; mas este mismo suceso habría tenido lugar, sin producir tan mortales efectos, si Caracas se hubiera gobernado entonces por una sola autoridad, que obrando con rapidez y vigor hubiese puesto remedio a los daños sin trabas, ni competencias que retardando el efecto de las providencias, dejaban tomar al mal un incremento tan grande que lo hizo incurable.
Si Caracas, en lugar de una Confederación lánguida e insubsistente, hubiese establecido un gobierno sencillo, cual lo requería su situación política y militar, tú existieras ¡oh Venezuela! y gozaras hoy de tu libertad.
La influencia eclesiástica tuvo después del terremoto, una parte muy considerable en la sublevación de los lugares y ciudades subalternas: y en la introducción de los enemigos en el país; abusando sacrílegamente de la santidad de su ministerio en favor de los promotores de la guerra civil. Sin embargo, debemos confesar ingenuamente, que estos traidores sacerdotes, se animaban a cometer los execrables crímenes de que justamente se les acusa porque la impunidad de los delitos era absoluta; la cual hallaba en el Congreso un escandaloso abrigo; llegando a tal punto esta injusticia que de la insurrección de la ciudad de Valencia, que costó su pacificación cerca de mil hombres, no se dio a la vindicta de las leyes un solo rebelde; quedando todos con vida y, los más, con sus bienes.
De lo referido se deduce, que entre las causas que han producido la caída de Venezuela, debe colocarse en primer lugar la naturaleza de su Constitución; que repito, era tan contraria a sus intereses, como favorable a los de sus contrarios. En segundo, el espíritu de misantropía que se apoderó de nuestros gobernantes. Tercero, la oposición al establecimiento de un cuerpo militar que salvase la República y repeliese los choques que le daban los españoles. Cuarto, el terremoto acompañado del fanatismo que logró sacar de este fenómeno los más importantes resultados; y últimamente, las facciones internas que en realidad fueron el mortal veneno que hicieron descender la patria al sepulcro.
Estos ejemplos de errores e infortunios, no serán enteramente inútiles para los pueblos de la América meridional, que aspiran a la libertad e independencia.
La Nueva Granada ha visto sucumbir a Venezuela, por consiguiente debe evitar los escollos que han destrozado a aquélla. A este efecto presento como una medida indispensable para la seguridad de la Nueva Granada, la reconquista de Caracas. A primera vista parecerá este proyecto inconducente, costoso y quizás impracticable; pero examinando atentamente con ojos previsivos, y una meditación profunda, es imposible desconocer su necesidad, como dejar de ponerlo en ejecución probada la utilidad.
Lo primero que se presenta en apoyo de esta operación, es el origen de la destrucción de Caracas, que no fue otro que el desprecio con que miró aquella ciudad la existencia de un enemigo que parecía pequeño, y no lo era considerándolo en su verdadera luz.
Coro, ciertamente, no habría podido nunca entrar en competencias con Caracas, si la comparamos, en sus fuerzas intrínsecas, con ésta; mas como en el orden de las vicisitudes humanas no es siempre la mayoría física la que decide, sino que es la superioridad de la fuerza moral la que inclina hacia sí la balanza política, no debió el Gobierno de Venezuela, por esta razón, haber descuidado la extirpación de un enemigo que, aunque aparentemente débil, tenía por auxiliares a la provincia de Maracaibo; a todas las que obedecen a la Regencia; el oro, y la cooperación de nuestros eternos contrarios los europeos que viven con nosotros; el partido clerical, siempre adicto a su apoyo y compañero, el despotismo, y, sobre todo, la opinión inveterada de cuantos ignorantes y supersticiosos contienen los límites de nuestros estados. Así fue que apenas hubo un oficial traidor que llamase al enemigo, cuando se desconcertó la máquina política, sin que los inauditos y patrióticos esfuerzos que hicieron los defensores de Caracas, lograsen impedir la caída de un edificio ya desplomado, por el golpe que recibió de un solo hombre.
Aplicando el ejemplo de Venezuela a la Nueva Granada; y formando una proporción hallaremos que Coro es a Caracas, como Caracas es a la América entera; consiguientemente, el peligro que amenaza este país está en razón de la anterior progresión; porque poseyendo España el territorio de Venezuela, podrá con facilidad sacarle hombres y municiones de boca y guerra, para que bajo la dirección de jefes experimentados contra los grandes maestros de la guerra, los franceses, penetren desde las provincias de Barinas y Maracaibo hasta los últimos confines de la América meridional.
España tiene en el día gran número de oficiales generales ambiciosos y audaces; acostumbrados a los peligros y a las privaciones que anhelan por venir aquí a buscar un imperio que reemplace el que acaban de perder.
Es muy probable, que al expirar la Península, haya una prodigiosa emigración de hombres de todas clases; y particularmente de cardenales arzobispos, obispos, canónigos y clérigos revolucionarios capaces de subvertir, no sólo nuestros tiernos y lánguidos estados, sino de envolver el Nuevo Mundo entero en una espantosa anarquía. La influencia religiosa, el imperio de la dominación civil y militar, y cuantos prestigios pueden obrar sobre el espíritu humano, serán otros tantos instrumentos de que se valdrán para someter estas regiones.
Nada se opondrá a la emigración de España. Es verosímil que Inglaterra proteja la evasión de un partido que disminuye en parte las fuerzas de Bonaparte en España; y trae consigo el aumento y permanencia del suyo en América. La Francia no podrá impedirlo tampoco Norte América; y nosotros menos aún, pues careciendo todos de una marina respetable, nuestras tentativas serán vanas.
Estos tránsfugas hallarán, ciertamente, una favorable acogida en los puertos de Venezuela, como que vienen a reforzar a los opresores de aquel país; y los habilitan de medios para emprender la conquista de los Estados independientes.
Levantarán quince o veinte mil hombres que disciplinarán prontamente con sus jefes, oficiales, sargentos, cabos y soldados veteranos. A este ejército seguirá otro todavía más temible, de ministros, embajadores, consejeros, magistrados, toda la jerarquía eclesiástica y los grandes de España, cuya profesión es el dolo y la intriga, condecorados con ostentosos títulos, muy adecuados para deslumbrar a la multitud, que derramándose como un torrente, lo inundarán todo arrancando la semillas, y hasta las raíces del árbol de la libertad de Colombia. Las tropas combatirán en el campo; y éstos, desde sus gabinetes, nos harán la guerra por los resortes de la seducción y del fanatismo.
Así pues, no nos queda otro recurso para precavernos de estas calamidades, que el de pacificar rápidamente nuestras provincias sublevadas, para llevar después nuestras armas contra las enemigas; y formar, de este modo, soldados y oficiales dignos de llamarse las columnas de la patria.
Todo conspira a hacernos adoptar esta medida; sin hacer mención de la necesidad urgente que tenemos de cerrarle las puertas al enemigo, hay otras razones tan poderosas para determinarnos a la ofensiva, que sería una falta militar y política inexcusable dejar de hacerla. Nosotros nos hallamos invadidos y, por consiguiente, forzados a rechazar al enemigo más allá de la frontera. Además, es un principio del arte que toda guerra defensiva es perjudicial y ruinosa para el que la sostiene; pues lo debilita sin esperanza de indemnizarlo; y que las hostilidades en el territorio enemigo, siempre son provechosas, por el bien que resulta del mal del contrario; así, no debemos, por ningún motivo, emplear la defensiva.
Debemos considerar también el estado actual del enemigo, que se halla en una posición muy crítica, habiéndoseles desertado la mayor parte de sus soldados criollos; y teniendo al mismo tiempo que guarnecer las patrióticas ciudades de Caracas, Puerto Cabello, La Guaira, BarcelonaCumaná y Margarita, en donde existen sus depósitos; sin que se atrevan a desamparar estas plazas por temor de una insurrección general en el acto de separarse de ellas. De modo que no sería imposible que llegasen nuestras tropas hasta las puertas de Caracas, sin haber dado una batalla campal.
Es una cosa positiva, que en cuanto nos presentemos en Venezuela, se nos agregan millares de valerosos patriotas, que suspiran por vernos aparecer, para sacudir el yugo de sus tiranos, y unir sus esfuerzos a los nuestros en defensa de la libertad.
La naturaleza de la presente campaña nos proporciona la ventaja de aproximarnos a Maracaibo, por Santa Marta, y a Barinas por Cúcuta.
Aprovechemos, pues, instantes tan propicios; no sea que los refuerzos que incesantemente deben llegar de España, cambien absolutamente el aspecto de los negocios, y perdamos, quizás para siempre, la dichosa oportunidad de asegurar la suerte de estos estados.
El honor de la Nueva Granada exige imperiosamente escarmentar a esos osados invasores, persiguiéndolos hasta los últimos atrincheramientos, como su gloria depende de tomar a su cargo la empresa de marchar a Venezuela, a libertar la cuna de la independencia colombiana, sus mártires, y aquel benemérito pueblo caraqueño, cuyos clamores sólo se dirigen a sus amados compatriotas los granadinos, que ellos aguardan con una mortal impaciencia, como a sus redentores. Corramos a romper las cadenas de aquellas víctimas que gimen en las mazmorras, siempre esperando su salvación de vosotros; no burléis su confianza; no seáis insensibles a los lamentos de vuestros hermanos. Id veloces a vengar al muerto, a dar vida al moribundo, soltura al oprimido y libertad a todos.
Simón Bolívar
Cartagena de Indias, diciembre 15 de 1812.

LA RIQUEZA PETROLERA ¿ERA RIQUEZA?

Análisis de texto dirigido a los estudiantes de Historia Económica y Social de Venezuela. 
(II Blog).

LA RIQUEZA PETROLERA  
¿ERA RIQUEZA?
El flujo petrolero en ascenso continuo encumbra al sector público  dentro del cuadro de la economía nacional: el promedio de ingresos fiscales, que fue de Bs. 29 millones por un año para la década 1911-20, pasa en la siguiente a 146 millones, y en la de 1931-40 sube a 257 millones. El sector comercial que, nutrido por las exportaciones agrícolas era el eje  de la vida económica venezolana, se repliega y se capitula ante el avance del Estado, ahora puntero, y el cual deja de ser órgano débil y pasivo para convertirse en rector indiscutible y poderoso de Venezuela.
El absolutismo gomecista se diferencia del de todas las otras autocracias precedentes en esta fuerza incontrolable y anonadante; sus mecanismos de sostén y represivos -ejercito y policía- y su crecida burocracia, aunque dentro de cierto primitivismo regionalista, se fortalecen como nunca se había visto en Venezuela; tampoco ninguna de las tiranías que a la sazón oprimen pueblos hermanos disfrutan del desahogo financiero del cual goza la gomecista. Esta se dará el lujo de sanear su moneda y de cancelar la deuda externa, y cuidara en especial de incrementar desmesuradamente los peculios particulares del déspota y de sus allegados.
La rudimentaria mentalidad de la tiranía impone una típica distribución de los abundantes recursos públicos: el 60 por ciento se gasta en el funcionamiento del régimen; el 25 por ciento para vías de comunicación y edificios; en cambio, no llega al 5 por ciento lo que se destina a la instrucción,  y, en total, suma 10 por ciento lo dispuesto en conjunto para la salud, la agricultura y el desarrollo.
Desde 1830, y a medida que avanza el periodo contrarrevolucionario, la autocracia y el latifundio estrechan más su contubernio; la novedad, más acentuada en tiempos de Gómez, es la progresiva preferencia por la explotación ganadera, la cual ocasiona daños irreparables a las mejores tierras del país, transformadas en hatos y potreros. La “paz” gomecista, y el terror que hace amainar la turbulencia rural, favorecen a la cría de reses. También el comercio se liga y se asocia subalternamente al despotismo; el lazo de entendimiento es el capital extranjero que, de manera fácil, pone a todos a su servicio.
Para 1935 la situación general de postración económica de Venezuela es innegable, pese al aumento de la renta petrolera que, desde su inicio, baja únicamente entre 1930 y 1933. Solo una parte mínima de esa riqueza beneficia al país; apenas la fracción de pueblo que logra acceso a las obras públicas, a las compañías petroleras y a la burocracia, mejora sus ingresos; campesinos y artesanos van a la miseria. La importancia de bienes santuarios crece de manera desmedida, se dilapida sin tasa. Las tiranías, montadas y sacudidas por guerras intestinas, han frustrado toda continuidad, ningún programa, ni una pauta seria, ni plan alguno, distinto del afanoso empeño de supervivencia de la ignominia y del oprobio hechos gobierno, han podido cumplirse, las conveniencias foráneas gravitan peligrosamente sobre la nacionalidad; Venezuela se subordina a consorcios extranjeros que aquí se establecen y laboran, con sus potentes capitales y su avanzada técnica, para mercados del exterior. La independencia tiende a esfumarse. Gómez desde un principio se  el capital yanqui y resulta su subordinado. El capitalismo petrolero, con su incuestionable perfección técnica, succiona de Venezuela en el plazo más breve, la mayor riqueza que en toda su historia ofreció nuestro país.
    La paradoja no puede ser más cruda. Venezuela, propietaria nominal de una riqueza increíble, de los yacimientos  mas opulentos de la materia prima mas importante del siglo, es socialmente de las naciones mas pobres de la tierra. Conserva y tiene en si elementos para su efectivo beneficio, para su esplendido desarrollo, más la autocracia esta incapacitada, en todo caso para ser motor de progreso verdadero.
                                      

Fuente: Salcedo Bastardo

                               Historia Fundamental de Venezuela 

sábado, 14 de abril de 2012

CÁTEDRA BOLÍVARIANA I

Analizar el primer documento que se tiene de Bolívar de su puño y letra, una carta dirigida a su tío Pedro Palacios:    


    

Para los alumnos de Cátedra Bolivariana del 4to semestre de Contaduría Publica  (Cierre del blogs el domingo 8 de abril de 2012)

 


1799
EL ORIGINAL).
Vera Cruz 20 de Marzo de 1799.
SEÑOR DON PEDRO PALACIOS Y SOJO
Estimado tio mío:
Mi llegada a este puerto ha sido felizmente, gracias a Dios: pero nos hemos detenido
aquí con el motibo de haber estado bloqueada la Abana, y ser preciso el pasar por allí;
de sinco nabios y onse fragatas inglecas. Después de haber gastado catorse días en la
nabegasión entramos en dicho puerto el dia dos de febrero con toda felicidad. Hoy me
han susedido tre cosas que me an conplasido mucho: la primera es el aber sabido que
salia un barco para Maracaibo y que por este conducto podia escribir a Vd. mi situasion,
y participarle mi biaje que ise a México en la inteligencia que usted con el Obispo lo
habían tratado, pues me allé haqui una carta para su sobrino el oidor de allí
recomendandome a él, siempre que hubiese alguna detención, lo cual lo acredita esa que
le entregara usted, al Obispo que le manda su sobrino el oidor, que fue en donde bibi los
ocho días que estube en dicha ciudad. Dn. Pedro Miguel de Hecheberria costeo el biaje
que fueron cuatrocientos pesos poco mas o meno de lo cual determinara usted, si se los
paga aquí o allá a Don Juan Esteban de Hechesuria que es compañero de este Señor a
quien bine rrecomendado por Hechesuria, y siendo el condudto el Obispo. Hoy a las
onse de la mañana llegue de México y nos bamos a la tarde para España y pienso que
tocaremos en la Abana porque ya se quitó el bloqueo que estaba en ese puerto, y por
esta razón a sido el tiempo muy corto para haserme mas largo. Vsted no estrañe la mala
letra pues ya lo hago medianamente pues estoy fatigado del mobimiento del coche en
que hacabo de llegar, y por ser muy a la ligera (*) la he puesto muy mala y me ocurren
todas las espesies de un golpe. Espresiones a mis ermanos y en particular a Juan Visente
que ya lo estoy esperando, a mi amigo Dn. Manuel de Matos y en fin a todos a quien yo
estimo.
Su mas atento serbidor y su yjo.
SIMÓN BOLÍVAR.
Yo me desenbarqué en la casa de Dn. José Donato de Austrea el mario de la Basterra
quien me mandó recado en cuanto llegue aquí me fuese a su casa y con mucha instancia

HISTORIA ECONÓMICA Y SOCIAL DE VENEZUELA

ANALIZAR EL SIGUIENTE TEXTO SOBRE LAS CLASES SOCIALES Y LAS RIVALIDADES SOCIALES EN VENEZUELA EN EL SIGLO XVIII Y XIX:



Para los alumnos del 1er semestre de Contaduría Pública (NOCTURNO)

LAS CLASES SOCIALES: 

  • Son grupos de personas cuyos intereses mas o menos homogéneos derivan del lugar que ocupan en la producción como propietarios y no propietarios de factores productivos. Surgen de acuerdo a la posición que ocupan los individuos respecto a la estructura económica.
  • Todas las sociedades organizadas se han estructurado en grupos diferenciados a los que han correspondido privilegios, obligaciones e intereses distintos según el lugar que hayan ocupado en la producción social de la riqueza.
  • La característica esencial de la sociedad venezolana, desde la conquista de su territorio por España hasta nuestros días ha sido su permanente relación de dependencia respecto a otras sociedades extranjeras, que han subordinado nuestro desarrollo económico, político y social a sus propios intereses. Este proceso no puede ser comprendido ni explicado en si mismo, sino tomando en cuenta la influencia que han tenido hechos, situaciones y procesos que se desarrollaban fuera de nuestro territorio y que lo han orientado en el sentido que más convenía a las potencias dominantes de cada periodo. La dependencia, ha sido una constante en nuestra historia, que ha jugado un papel importante en el proceso de formación de nuestro país.
  • 1830: A principios de 1830, la sociedad se dividía de acuerdo a su raza o color de piel. Los diferentes grupos sociales que imperaban en aquella época eran:

  • Blancos Criollos:
  •  Eran los hijos de Españoles nacidos en territorios venezolanos, eran los descendientes de los conquistadores y encomenderos, poseían la riqueza agrícola y ganadera, eran dueños de la tierra y los títulos de nobleza y se mostraron muy activos en la vida comercial y financiera.
  • Pardos o Mestizos:
     Constituyen los grupos de color producto de la mezcla de blancos, indios y negros. Eran el grupo más numeroso de la población, y carecían de derechos políticos. Cumplían funciones de artesanos, comerciantes menores, pulperos y asalariados.
  • Indios: 
    Prestaban servicios personales a misioneros y encomenderos, un alto porcentaje de esta población vivían en las selvas.
  • Negros: 
    (Esclavos, manumisos, cimarrones) Constituían el sector más bajo de la pirámide social. Los esclavos trabajaban en las haciendas, los manumisos como peones o arrendatarios y los cimarrones eran aquellos que se escapaban del dominio de sus amos y formaban fiestas y parrandas.
  • Los privilegios de los blancos criollos fueron distintos, además de los bienes económicos, disfrutaban de beneficios sociales, como el uso de adornos de oro, posibilidades para estudiar, ellos constituían la clase culta que defendían celosamente sus privilegios y luchaban por consolidarlos con la ruptura de la dominación española. Por su parte, los pardos aspiraban tener los privilegios de los blancos criollos. Antes de la disolución de la Gran Colombia se les concedió el derecho de gozar de educación pero en planteles especiales con preceptores de su mismo origen.
  • Conflictos entre los Grupos Sociales.
  • Debido al privilegio que tenían algunos grupos sociales y al grado de marginación en el que se veían otros desde el punto de vista económico, político y social siempre existió una rivalidad entre ellos por tratar de superarse o de tener una mejor vida. En general el centro de tensión se vio con los blancos criollos que intentaron superar a los blancos peninsulares bajo cualquier circunstancia sin permitir que otros se igualaran siquiera al menor cargo que ellos pudiesen ejercer. Entre estos tenemos:
  • Conflicto ente blancos criollos y blancos peninsulares.
  • Los blancos peninsulares si bien tenían cierto privilegio por ser los conquistadores, los criollos se sentían con esa potestad también por ser familiares directamente de ellos, así que se originó una rivalidad política porque los criollos querían tener los mismos cargos políticos, militares y eclesiásticos que los peninsulares. Por supuesto estos últimos se negaban ya que decían que los americanos no tenían sangre pura por no haber nacido en España, incriminándolos con la corona de incompetentes y ladrones, para que los desplazaran de el Cabildo.
  • Otro problema consistía en que los peninsulares no permitían que los criollos desarrollaran sus actividades económicas poniéndoles restricciones como libertad de comercio e industria. Finalmente el resultado fue que los criollos y peninsulares estuvieran en contra dándole campo a los movimientos preindependentistas para que se llevaran a cabo mientras ellos se ocupaban de otros asuntos.
  • Conflicto entre blancos criollos y canarios.
  • Los criollos tuvieron un trato despectivo con los canarios por su situación económica (pobreza) humillándolos y degradándolos cada vez que podían. En cambio, los canarios se consideraban con los mismos derechos que los criollos ya que siempre estuvieron a disposición de la corona española; por lo tanto criticaban a los criollos acusándolos de que sus títulos de nobleza no eran de aptos de ellos sino del trabajo de los esclavos en sus haciendas. El resultado no fue positivo porque los canarios no pudieron hacer nada al respecto, siempre fueron ignorados por la corona.
  • Conflicto entre blancos criollos y pardos.
  • Cuando los pardos se rebelaron y exigieron la igualdad de los derechos (económicos principalmente) con respecto a los criollos, la corona respondió con “la Real Cédula de Gracias al Sacar”, en donde se estableció que los pardos podrían comprar su igualdad con el pago de una suma de dinero para así poder disfrutar de los privilegios de los criollos. Esto lo pudieron lograr gracias a las actividades artesanales y comerciales, aunque no fue muy relevante debido al hecho de que no ganaban lo suficiente como para comprar algún cargo. Aunque no era una amenaza para los criollos que los pardos consiguieran esa igualdad hay que tomar en cuenta que esa población tenía mayor cantidad de personas en comparación con los otros grupos y los criollos temían que se rebelaran de forma violenta. Finalmente se logro una igualdad mínima pero significativa para los pardos.
  • Conflicto entre los esclavos y blancos criollos.
  • Los esclavos hicieron protestas y rebeliones reclamando el maltrato que le daban sus amos y capataces. Intentaban escaparse de las haciendas y hacerles daño a sus amos con tal de lograr su libertad y un trato justo, pero los criollos se defendían diciendo que los alimentaban y vestían, y por eso no debían oponerse, a demás del hecho de que eran negros y no merecían algo mejor. Por supuesto los negros no lograron nada.
  • Conflicto entre indígenas y blancos criollos.
  • Los indígenas se sentían abusados y marginados ya que los españoles les habían arrebatado sus tierras y a demás intentaban cambiar sus costumbres por cosas que ellos no entendían y a lo que se veían obligados a cumplir, como el pago de tributos y prestar servicios de forma gratuita a encomenderos. Los criollos por su parte se sentían con poder sobre los indios porque los habían educado, alimentado, vestido e incitado a formar parte de una religión, cosa que los indios no querían. Estos no lograron hacer que los tomaran en cuentan porque a pesar de que eran los nativos de esas tierras eran muy ignorantes como para defenderse ante los españoles y no tenían recursos bélicos suficiente.